Redacción.- La inseguridad alimentaria sigue afectando a un estimado del 14% de la población y se concentra particularmente en las partes más pobres y vulnerables, incluidas las zonas rurales y propensas a desastres, así como los grupos vulnerables, como los hogares encabezados por mujeres.
Además, el acceso económico insuficiente a alimentos nutritivos y dietas diversas, especialmente entre niños, niñas, adolescentes y mujeres, contribuye a la anemia, el sobrepeso y la obesidad debido al consumo de alimentos poco saludables y está llevando a la “doble carga” de la desnutrición.
Ante esa realidad, el Programa Mundial de Alimentos destinará US$47,279,660 para enfrentar esa problemática por los próximos cuatro años (2024-2028). “Si bien República Dominicana tiene una capacidad significativa y creciente, el Gobierno y los socios siguen requiriendo el apoyo calibrado del PMA para abordar los complejos desafíos a los que se enfrenta”, indicaron.
El plan propuesto se ha formulado con el objetivo de complementar los esfuerzos nacionales y profundizar las asociaciones destinadas a lograr el hambre cero. Se centra en cinco resultados u objetivos, que están alineados con las prioridades nacionales, el marco de cooperación para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas para 2023-2027 y el plan estratégico del PMA para 2022-2025.
El mismo tiene énfasis en proporcionar asistencia y fortalecimiento de la capacidad destinada a poner fin a la desnutrición, crear resiliencia y estar mejor preparado para responder a las crisis, en línea con las ventajas comparativas del PMA.
Entre los resultados buscados, se encuentran que las poblaciones afectadas por la crisis en riesgo de inseguridad alimentaria y desnutrición en República Dominicana pueden satisfacer sus necesidades alimentarias y otras necesidades esenciales en todo momento.
Asimismo, que las personas con inseguridad alimentaria y nutricional en el país tengan acceso a diversas dietas a lo largo del ciclo de vida para 2028, así como que los vulnerables al clima, incluidos los pequeños agricultores y otros actores de las cadenas de valor alimentarias, sean más resistentes y se benefician de sistemas alimentarios sostenibles, saludables y equitativos para la fecha propuesta.
También citan que las instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil a nivel nacional y local fortalezcan los sistemas que mejoran la resiliencia frente a los choques, la adaptación al cambio climático, la reducción del riesgo de desastres y la alimentación.
El ultimo objetivo es que las instituciones gubernamentales y los actores humanitarios y de desarrollo recibirán servicios eficientes y eficaces para 2028.