“El 22 de agosto de 1911, el Museo del Louvre se despertó con una noticia asombrosa: la Mona Lisa había desaparecido. El personal no se dio cuenta del robo hasta la mañana siguiente, pues el museo estaba cerrado al público el lunes anterior. Aunque el espacio vacío en la pared inicialmente no causó alarma, dado que las obras se movían para ser fotografiadas, el robo resultó ser una hazaña audaz.
El culpable fue Vincenzo Peruggia, un antiguo empleado del Louvre, quien conocía bien el museo. Disfrazado con una bata de pintor, se escondió en un armario hasta el cierre, luego sustituyó la Mona Lisa por una réplica y escapó con la pintura escondida bajo su abrigo. El robo no se descubrió hasta el martes por la mañana, desatando un escándalo global.
Desde entonces, la Mona Lisa ha enfrentado varios ataques, incluyendo el lanzamiento de ácido y, más recientemente, un incidente en 2022 con sopa arrojada por activistas. Aunque la pintura está protegida por un cristal a prueba de balas, estos eventos han mantenido a los visitantes a una considerable distancia de la obra maestra.”