Los trastornos de salud mental son cada vez más comunes en la población, y aunque ha crecido la conciencia sobre la importancia de buscar ayuda, mantener un tratamiento continuo implica un esfuerzo significativo en tiempo y recursos económicos.
Dania Acosta, madre de un niño de cinco años diagnosticado con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ha enfrentado no solo el reto económico del tratamiento, sino también el rechazo que su hijo ha experimentado en su centro educativo. Tras iniciar en un centro público, las largas esperas y el impacto en su vida laboral la llevaron a buscar atención privada, lo que ha representado un gasto considerable.
Además de las terapias conductuales y ocupacionales, que ya le han costado cerca de 40 mil pesos, Dania ha tenido que ajustar la alimentación y estilo de vida de su hijo, siguiendo las recomendaciones médicas. El psicólogo Jairo Mercedes indicó que el costo de cada sesión puede alcanzar los 2,000 pesos, lo que supone una carga para muchas familias. Subrayó la necesidad de incluir estas terapias en la cobertura de los seguros médicos y capacitar al personal educativo para manejar estos casos de manera adecuada.