Este hombre rico, a pesar de tener grandes bienes, nunca se detuvo a agradecer a Dios por lo que poseía. Su única preocupación era cómo acumular más, sin considerar el agradecimiento ni el uso correcto de sus bendiciones. Y fue en medio de estos planes egoístas que Dios le habló y lo llamó “Necio”, advirtiéndole que su vida terminaría esa misma noche.
La palabra “necio” es fuerte, y en la Biblia se usa para describir a alguien que carece de sabiduría y no reconoce la mano de Dios en su vida. Este hombre había olvidado que todo lo que tenía venía de Dios, y por no ser agradecido, perdió no solo sus riquezas sino también su alma.
La lección aquí es clara: debemos ser agradecidos con Dios en todo momento, reconocer que todo lo que tenemos proviene de Él, y no permitir que la ingratitud nos convierta en personas necias. Hoy es un buen día para dar gracias a Dios por todo lo que nos ha dado, grande o pequeño, y recordar que nuestras bendiciones son un regalo del Señor.
Que Dios te bendiga y que siempre tengamos un corazón agradecido.