Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco indicó hoy a la Comisión vaticana para la Protección de Menores, creada durante su pontificado, que “ahora es el momento de remediar al daño hecho a las generaciones pasadas y a los que siguen sufriendo” por los abusos por parte del clero, al recibir a los miembros del organismo que están celebrando su asamblea.
Era un discurso del pontífice muy esperado después de que el jesuita alemán Hans Zollner, uno de los mayores expertos en la lucha contra los abusos a menores en la Iglesia, decidió dejar de ser miembro de este organismo, del que había formado parte desde su creación, tras denunciar falta de transparencia y desavenencias por cómo trabaja.
Además, la semana pasada, la expresidenta de Irlanda Mary McAleese y la activista y víctima de abusos Marie Collins -que también renunció a su cargo como miembro de esta comisión- solicitaron a Francisco por carta “una revisión independiente y externa” de este órgano creado en 2014 y defendieron a Zollner, según publicó el “The Irish Times”.
“La Iglesia debe esforzarse por convertirse en un ejemplo de acogida y buen comportamiento”, dijo el papa, que destacó que “los esfuerzos por mejorar las directrices y las normas de conducta del clero y deben continuar”.
Invitó a los integrantes de la comisión a elaborar un informe “sobre lo que creen que funciona bien y lo que no”, para “poder hacer los cambios oportunos”, y aseguró que “se ha hecho mucho en estos primeros seis meses”, pero “que se puede hacer más”.
En su largo discurso, el papa afirmó que “los abusos sexuales a menores por parte del clero y su mala gestión por parte de los líderes eclesiásticos ha sido uno de los mayores desafíos para la Iglesia en nuestro tiempo” y “no hacer lo que deberíamos haber hecho, especialmente por parte de los líderes de la Iglesia, ha escandalizado a muchos”.
Pero defendió que “al mismo tiempo, sin embargo, no hemos permanecido callados o inactivos” y recordó su Motu Proprio (documento papal) “Vos estis lux mundi”, que introducía las obligaciones de las conferencias episcopales para afrontar los abusos y “que ahora es una norma permanente”.
A los nuevos miembros de la comisión, que se renueva cada cinco años, el papa pidió que no se desanimen y sigan tendiendo la mano y animando a la gente a que siga adelante en la lucha contra los abusos.
También les instó a que “allí donde la vida está rota”, a causa de los abusos, contribuyan “concretamente a recomponer los pedazos, con la esperanza de que lo que está roto pueda recomponerse”.
Y en tercer lugar, “actuar con delicadeza, sobrellevando los unos las cargas de los otros, sin quejaros, sino pensando que este momento de reparación de la Iglesia dejará paso a otro momento en la historia de la salvación”.
“Ahora es el momento de reparar el daño hecho a las generaciones que nos precedieron y a los que siguen sufriendo, la importancia de la protección de los menores y de las personas frágiles debe ser una norma para todos”, señaló y añadió que “una cultura de la protección sólo tendrá lugar si se produce una conversión pastoral en este sentido de sus líderes”.
También aplaudió los planes de la comisión para abordar las desigualdades dentro de la Iglesia, en términos de formación y servicio a las víctimas, en África, Asia y América Latina.
Pues “no es justo que las zonas más prósperas del planeta tengan programas de protección bien formados y financiados, donde se respeta a las víctimas y a sus familias, mientras que quienes que viven en otras partes del mundo sufren en silencio, tal vez rechazadas o estigmatizadas cuando intentan denunciar los abusos que han sufrido” denunció.