Este 11 de septiembre se cumplen 23 años de aquella trágica mañana en la que el mundo presenció uno de los ataques terroristas más devastadores de la historia. Ese martes de 2001, lo que comenzó como un día normal en Estados Unidos, se transformó en un evento catastrófico cuando dos aviones comerciales impactaron las Torres Gemelas del World Trade Center en Manhattan, cobrándose la vida de miles de personas.
A las 8:46 a.m., un Boeing 767 de American Airlines, que había despegado de Boston rumbo a Nueva York, fue secuestrado por cinco extremistas y se estrelló entre los pisos 93 y 96 de la Torre Norte. Solo 17 minutos más tarde, a las 9:03 a.m., un segundo avión golpeó la Torre Sur, desatando el caos, el pánico y el horror en una ciudad que representaba el poder económico global.
Este ataque, junto con los otros aviones secuestrados que impactaron el Pentágono y un campo en Pensilvania, dejó alrededor de 3.000 víctimas y marcó un punto decisivo en la historia contemporánea. No solo cambió las políticas de seguridad para siempre, sino que también impulsó la “Guerra contra el Terrorismo” y dejó cicatrices profundas en el panorama social y político global.
Hoy, más de dos décadas después, los familiares de las víctimas, los sobrevivientes y personas de todo el mundo se reúnen para recordar a quienes perdieron la vida en este evento trágico. En Nueva York, el Memorial del 11 de septiembre, ubicado en el lugar donde estuvieron las Torres Gemelas, será el escenario de los actos conmemorativos. Un minuto de silencio se observará a las 8:46 a.m., el momento en que el primer avión impactó, en honor a los fallecidos y el dolor de una herida que no ha cicatrizado.
Este día no solo recuerda la tragedia, sino también la capacidad de resistencia y unidad que surgió tras el desastre. Para muchos, el 11 de septiembre de 2001 sigue siendo un recuerdo difícil de borrar, un día que transformó la historia de Estados Unidos y el mundo para siempre.